¡Igualito que en Panamá! Dejando el sarcasmo a un lado, le llegó la justicia al hombre que disparó al paseador de perros de Lady Gaga durante el robo de dos de los bulldogs franceses de la cantante en Hollywood en febrero del pasado año, él ha sido sentenciado a 21 años de cárcel este lunes, tras no contestar el cargo de intento de asesinato.
En el momento del suceso, Lady Gaga se encontraba en la ciudad de Roma rondando la película de Ridley Scott House of Gucci, por lo que fue un paseador de perros profesional quien se encargaba de sus mascotas. Sobre las 21.40 de la noche de un miércoles de febrero de 2021, mientras Ryan Fischer, de 30 años, paseaba a Miss Asia, Gustav y Koji, como se llaman los animales, por Sierra Bonita Avenue en Hollywood, fue atacado por tres desconocidos.
La secuencia tuvo lugar en poco menos de un minuto: James Howard Jackson y otros dos hombres salieron de un coche blanco con la intención de arrebatarle los perros al paseador. Los hombres forcejearon con él y le tiraron al suelo mientras le quitaban a dos de los tres perros que paseaba, hasta que sonó un disparo y Fischer quedó tendido en el suelo, tal y como se pudo ver en un vídeo del suceso grabado por una cámara de seguridad y que fue obtenido en exclusiva por el portal de noticias TMZ. “¡Ayuda, me han disparado! ¡Socorro!”, se oye gritar al hombre en las imágenes, tirado en el suelo junto a uno de los perros, Miss Asia, que escapó de los secuestradores y fue rescatado. Según el Departamento de Policía de Los Ángeles, el hombre fue disparado con una pistola semiautomática y pasó varios días ingresado en estado crítico. Un mes después, Fisher reveló en Instagram que había sufrido un colapso pulmonar.
Tras el robo, Lady Gaga ofreció una recompensa de 500.000 dólares para tener de vuelta a sus perros Koji y Gustav. Una mujer entregó ilesos a los canes a la cantante, pero fue acusada de ser cómplice en los hechos y de recibir perros robados. Miss Asia, la otra perra de la cantante, logró escapar del robo y volvió hacia Fischer, herido y en el suelo, tras la marcha de los ladrones.